Cuando uno piensa en el Valle de Arán es inevitable que la cabeza se pueble de imágenes de montañas nevadas, bosques de abetos y lagos cristalinos.
La naturaleza es nuestra mayor aliada; a ella le debemos nuestra fama sin ninguna duda.
Y es aliada no solo a nivel paisajístico —con todo lo que conlleva en cuanto a calidad de vida— sino también en otro aspecto fundamental para quienes vivimos aquí: el económico.
La estación de esquí de Baqueira Beret, con la mayoría de sus pistas mirando al norte, es un imán para esquiadores de las más variadas procedencias. Tanto es así, que en los meses de invierno el Valle de Arán dobla su población habitual.
Otros factores, como la apertura del túnel de Viella o la inauguración del primer Parador Nacional de Turismo en el valle —a finales de la década de los 60—, terminaron de impulsar el cambio económico en la zona.
Así, de una economía basada fundamentalmente en la ganadería y en la explotación forestal, pasamos a otra en la que el motor principal es el sector servicios. Concretamente, el turismo.
Dicho esto, en este post vamos a mezclar un poco los temas. Porque te vamos a hablar de turismo, sí, pero lo haremos presentándote un recuerdo de la antigua arquitectura industrial de nuestro valle: el horno de cal de Arties.
Sigue leyendo, ¡que esto se pone interesante!
Cómo llegar al horno de cal de Arties
Como ya te adelantábamos en el apartado anterior, el túnel de Viella supuso una importante apertura del Valle hacia el exterior, llegando a cambiar su economía.
Pero este no es el único acceso para llegar al Valle de Arán. De hecho, tienes hasta cuatro puntos por los que puedes adentrarte al Valle. Dos provienen de España —el mismo túnel de Viella y el Puerto de Bonaigua— y los otros dos, de Francia: Bagneres de Luchon y Pont de Rei.
La localidad de Arties se encuentra adjunta a la carretera C-28, a 6,9 kilómetros de Baqueira y a 7,3 kilómetros de Viella.
Encontrarás el molino de cal de Arties en la pista forestal que pasa por los baños termales de Arties y las antiguas ruinas, muy cerca del río Garona.
El horno de cal de Arties: un repaso al pasado del Valle de Arán
Ha llegado la hora de hablarte un poco sobre el horno de cal de Arties, que encontrarás perfectamente integrado en mitad del bosque.
Actualmente el horno se encuentra enmarcado por unas pasarelas de madera y unas estructuras metálicas que lo protegen y, a la vez, permiten su contemplación.
La construcción tiene forma troncocónica y está situada en un desnivel natural, lo que facilitaba la carga y descarga de las piedras.
Enseguida pasamos a contarte el proceso de elaboración de la cal, pero antes queremos señalar que el uso de este y otros hornos de la zona tenían como objetivo principal la obtención de materiales para la construcción de casas y otros edificios.
Otros usos habituales de la cal eran blanquear paredes y papel o desinfectar. El uso de la cal estaba tan extendido que antiguamente casi todos los pueblos contaban con un horno de cal para estos menesteres.
Y ahora sí, es momento de aclarar cómo se produce la cal en uno de estos hornos.
Verás, la transformación de la piedra en cal se hacía por combustión. Era necesario alcanzar una temperatura de 800°C para que el carbonato cálcico se convirtiera en óxido de calcio.
Este proceso se prolongaba durante días, teniendo en cuenta que había que extraer la piedra caliza, transportarla hasta el horno, recoger la leña para el fuego y mantenerlo vivo durante la combustión.
El horno se cargaba amontonando los bloques de piedra caliza alrededor de las paredes, en función de su tamaño. Los más grandes se situaban debajo y sobre estos, los más pequeños. En la parte inferior se dejaba un espacio para ir introduciendo la leña a través de una apertura lateral llamada «boca».
Una vez dispuestos los bloques, se dejaba ardiendo el fuego entre 4 y 8 días. Cuando la llama se volvía roja, se dejaba que la cal se apagara lentamente durante otros 4 o 5 días. Para esto se sellaban las aperturas con piedras y barro. Pasado este tiempo, la cal se podía deshornar y estaba lista para su uso.
Así que a grandes rasgos, así es como funcionaba el horno de cal de Arties. Y como te puedes imaginar, poco tiene que ver con los procesos industrializados de hoy en día. ¡Eran otros tiempos!